14 de febrero de 2018

El lector de Mario Levrero / CTXT

<p>Mario Levrero en una imagen de archivo.</p>
Levrero en una foto de archivo. (Eduardo Abel Giménez).
El pasado 10 de febrero salió un artículo mío sobre Mario Levrero en la revista CTXT. Lo escribí a propósito de la publicación en España de Conversaciones con Mario Levrero, del escritor y periodista Pablo Silva.

Este libro, que existe en el mercado uruguayo desde 2008, ha tardado casi diez años en llegar aquí. Por suerte, el sello valenciano Ediciones Contrabando se animó a publicarlo a finales del año pasado. En ese periodo entre 2008 y 2017, el libro ha conocido una edición argentina y una edición chilena, y en cada una de ellas ha ido aumentando la cantidad de material extra que traía en relación a la versión primigenia.

En la actualidad, la versión española contiene, entre otras golosinas, un artículo de Mario Levrero sobre los mecanismos de creación, dos entrevistas que le hizo Christian Arán meses antes de morir, un par de poemas o
una pregunta que Levrero le hizo a Onetti en 1973 para la revista Maldoror. En fin, un libro de lo más apetecible para quienes quieran adentrarse en la obra del autor de Fauna, Desplazamientos, La banda del Ciempiés, Dejen todo en mis manos, Todo el tiempo, Diario de un canalla, La ciudad, El lugar, París, Aguas salobres, etcétera, etcétera. Conversaciones con Mario Levrero también puede gustarle a quienes, simplemente, tengan interés en los procesos creativos literarios.

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EL LECTOR DE MARIO LEVRERO

Pablo Silva publica en España sus Conversaciones con Mario Levrero, en las que el autor de La novela luminosa despliega su personalísima poética 


Rubén A. Arribas

«Siempre me bastó con un lector que hubiera sintonizado con mi texto; la masa no me agrega nada». Mario Levrero nunca tuvo especial interés en publicar su obra y, menos aún, en construir algo parecido a una carrera profesional o formar parte de algún canon; de ahí que llevara una vida al margen del mundo literario, indiferente por completo a ganarse el favor de las editoriales, la crítica, el periodismo cultural, el público o el jurado de algún premio. Como queda claro tras la lectura de Conversaciones con Mario Levrero (Valencia, Contrabando, 2017), de Pablo Silva, al autor de El discurso vacío, Caza de conejos o La máquina de pensar en Gladys solo le interesaba una cosa: escribir con la mayor libertad posible.

De hecho, Levrero consideraba un estorbo la crítica o cualquier paratexto. Los prólogos –o los artículos como éste– le parecían una interferencia indeseable en esa suerte de diálogo narcisista, hipnótico y místico que debían entretejer la obra y su lector. A la crítica, por su parte, la acusaba de ser incapaz de moverse en otro plano que no fuera el intelectual y de imponer un concepto de realidad que excluía lo que sucede de la piel para dentro. En una obra como la suya, donde la percepción desempeña un papel estelar, cualquier palabra al margen del texto podía distorsionar la comunicación entre alma y alma a la que aspiraba. Su espíritu, es decir, su presencia sensorial, estaba en juego.


>> El artículo sigue en la sección «El Ministerio» de la revista CTXT

+ info sobre Pablo Silva: reseñas de Pensión de animales y La huida inútil de Violeto Parson.

7 de febrero de 2018

No, de Saïd El Kadaoui

No-Said-PortadaEl narrador y protagonista de esta novela es un profesor de literatura que vive a caballo entre la identidad marroquí, la catalana, la española y la europea. Nació en un pequeño pueblo de Marruecos; pero, desde los 7 años, vive en Barcelona junto con su familia, así que se ha criado, ha estudiado y trabaja aquí. Ahora tiene 40 años y vive en crisis con todo: la pareja, el sexo, la paternidad, las relaciones familiares… Admirador de escritores como Philip Roth o Hanif Kureishi, el narrador de No se inspira en ellos a la hora de reflexionar críticamente sobre la identidad de la comunidad magrebí en Europa.
Por Rubén A. Arribas
@estoy_que_trino
«El sexo, mi identidad marroquí, mi identidad europea, los amigos, la familia, la escritura, la literatura, la docencia, Mayte y, ahora, mi hijo». En esa frase que escribe hacia el final de la novela, el narrador de No (Catedral Books, 2017) resume cuál es el ambicioso propósito de lo que está escribiendo: construir un rompecabezas donde estén contenidas todas «las grandes piezas» de su persona, es decir, dar cuenta de ese poliedro irregular en que suele transformarse la identidad para las personas migradas. También mostrar lo difícil que resulta el ensamblaje de tantas aristas y elaborar, a partir de ellas, una historia. ¿Una historia? Sí, aquella que responda a la pregunta que pone a escribir al narrador: ¿qué significa ser un magrebí migrado que vive en Europa?

En el caso de No, narrador y autor, Saïd el Kadaoui, comparten algunas esferas: ambos son profesores de universidad, cuarentones y llegaron a Cataluña desde un pequeño pueblo marroquí cuando tenían 7 años, así que ambos se criaron aquí y hablan catalán. También tienen una hipoteca que pagar, son eminentemente urbanos y comparten gusto literario por Philip Roth o Hanif Kureishi. También escriben los dos. Hasta ahí, en principio, las coincidencias. La ficción parece comenzar en aquellos rasgos del personaje más acentuados: miedo a formar pareja estable o tener hijos, obsesión enfermiza por el sexo, gusto por el alcohol o cierta pedantería intelectual. En un tema tan flamígero como el identitario, digo, conviene separar lo biográfico de lo inventado.

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>> La reseña sigue en el blog Un puerto que cambia, dedicado las migraciones y la interculturalidad.