1 de enero de 2009

Robert Louis Stevenson

«El problema de la educación es doble: primero conocer, luego expresar. Cualquiera que vive algo semejante a una vida interior, piensa más noble y profundamente que habla; y el mejor de los maestros sólo puede impartir imágenes rotas de la verdad que percibe. El lenguaje que enlaza dos naturalezas, y lo que es peor, dos experiencias, es doblemente relativo. El que habla entierra su significado; es el que escucha el que ha de desenterrarlo; y todo discurso, escrito o hablado, se cifra en una lengua muerta hasta que halla un oyente deseoso y preparado.

Más aún, tal es la complejidad de la vida, que cuando en nuestro consejo condescendendemos a los detalles, podemos estar seguros de que condescendemos con error; asimismo, la mejor educación consiste en dejar caer algunas pistas magnánimas. Ningún hombre ha sido nunca tan pobre que pudiera expresar todo lo que lleva dentro de sí por medio de palabras, miradas o actos; su verdadero conocimiento es eternamente incomunicable, porque es un conocimiento de sí mismo; y su más alta sabiduría viene a él no por una elaboración de la mente, sino por una orientación suprema de su 'yo', que en sus dictados permanece cambiante de hora en hora, en consonancia con la variación de acontecimientos y circunstancias.»

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Moral laica, Robert Louis Stevenson.
Traducción de Miguel Ángel Bernat.
Acuarela Libros, Madrid 2002.

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